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…La figura del sumiso es sumamente interesante. La gente que practica la sumisión ha entendido, tal y como dice el aforismo taoísta, que «lo más fuerte y poderoso del mundo es también lo más suave: el agua». Es decir, que la sumisión es la mejor arma para dominar totalmente al otro y llevarlo hasta donde uno quiere llegar.
Las nociones de dominación y sumisión no son opuestas, sino las dos caras de la misma moneda. La dominación no tiene por que ser más o mejor que la sumisión. La clave está en entenderlas como complementarias. Por eso la verdadera dómina, aunque actúe por dinero, ve en el esclavo o en el sumiso su complemento. Y como tal lo tiene que respetar. ¿Qué sería de una dómina sin el sumiso o el esclavo?¿Y viceversa?. Cuando se entiende y se alcanza este equilibrio es cuando realmente se puede llegar al éxtasis entre ambos…
…En nuestra sociedad, el sacrificio de uno mismo está bien visto. Como dije más arriba, si te sacrificas a Dios o a los demás, eres aceptado. Toda nuestra educación está hecha en torno a este concepto. Hay que saber, sin embargo, que «sacrificio» significa etimológicamente «hacer sagrado». El vinculo que existe con la religión explica un poco mejor nuestra mentalidad.
Ahora bien, si te sacrificas y muestras a los demás que disfrutas de ese sacrificio, que obtienes placer, entonces te tacharán de «pervertido» o «depravado»…
«El otro lado del sexo» Valérie Tasso. Edición Debolsillo 2006