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El ritual del optimista
De sobra sabemos lo importante que es comunicarnos y «educar» a nuestro cerebro. Si a todo esto le sumamos una buena dieta, la práctica de algún deporte y nos rodeamos de gente que nos quiera, seremos capaces de encontrar a la persona optimista que llevamos dentro.
Algunas recomendaciones a seguir según Emilio Durán:
1. Ponle vida a tus años:
«Debemos cuidarnos y llevar una alimentación sana, para evitar que el organismo nos pase factura. El deporte hace que te sientas mejor, porque las endorfinas llegan al cerebro y son las encargadas de hacernos sentir más alegres. El problema no es cuánto tiempo vivirás, sino con qué calidad»
2. Aprende da relajarte:
El profesor también le confiere especial importancia a las terapias de relajación: «Tenemos que aprender a descansar. El estrés, la ansiedad, la depresión… son los grandes males de este siglo. Pasamos parte del día corriendo, sin pararnos a disfrutar de las cosas. Hay que vivir con ilusión».
3. Celébralo todo:
Culaquier excusa es buena para montarte una minifiesta y arrancarte una sonrisa. «Hay que reir, cantar, bailar… y tener pareja, hijos o un grupo de amigos con los que te sientas a gusto. Nacemos y morimos buscando amor. El secreto del optimismo es aprender a moverse más por el corazón que por la razón».
4. Ilusiónate y apasiónate:
Antes la esperanza de vida era mucho menor. Ahora podemos pasar 60 desempeñando el mismo oficio. De ahí que para Emilio Durán sea importante «realizar un trabajo que te apasione». Además, el optimismo es sacrificio y lucha por algo. Hay que esforzarse, tener ganas de abrazar a tu pareja, ir al trabajo con ilusión…»
Este artículo fue publicado hace algún tiempo en la revista AR. Lo he incluido aquí porque me parece interesante, aunque hay un punto en el que discrepo con el profesor Durán: cuando dice que «el optimismo es sacrificio». Para mí «sacrificio» es justamente lo contrario de lo que se propone hacer una persona optimista. «Sacrificio», es dejar de hacer algo que quieres y te gusta para hace lo que no quieres pero debes por las circunstancias. A la larga, todos los sacrificios, según yo lo siento, terminan pasando factura sobre todo aquellos en los que se incluyen otras personas y el término «felicidad», asociado a las mismas. Supongo que aquí el profesor se refiere más a «sacrificio» en terminos de deporte por ejemplo, cuando vemos a los deportistas entrenar horas y horas o el «sacrificio» que se realiza por ejemplo cuando se preparan oposiciones y debes dedicar, días, meses y años hasta poder aprobar los exámenes.
En cualquier caso, me quedo con el mensaje esencial: quererse, cuidarse, amarse para poder amar lo que nos rodea y dar gracias cada día por todo lo que nos llega y tenemos, ese es el verdadero ritual que hay que aprender y mantener cada día en nuestra vida.
Como Sting canta «Love is the seventh wave».