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Imagina una existencia ordenada, precisa, sencilla, en la que cada objeto, cada situación, ocupan su espacio y su papel de forma coherente. Esta es la vida que el protagonista de «Los días por venir» lleva. Benito estudia en la universidad, obtiene plaza como profesor de historia y trabaja en institutos de distintos sitios, conoce gente, alguna que otra relación amorosa sin más importancia y por fin, se establece en Vélez-Malaga, la ciudad donde reside su familia, el sitio donde él ha vivido toda su vida. Hasta aquí, todo es bastante normal, una cadena lógica de acontecimientos familiares para la mayoría, porque en mayor o menor medida nos son conocidos, incluso un retrato de lo que nosotros mismos hemos vivido.
Este orden se trastoca el día que Benito encuentra una bala entre las cosas de sus padres, por su procedencia, bastante antigua, pero no lo suficiente como para haber olvidado la historia que contiene: la historia de su familia. El padre de Benito irá deshilachando a lo largo de la novela toda una seria de acontecimientos que dan forma a la historia del bisabuelo y en especial a la del abuelo de Benito, Luis. Es como un boomeran que se lanza, cuando lo recogemos, ya no estamos en el Vélez-Málaga del siglo XXI, ahora nos encontramos en la guerra de Filipinas, la cruenta guerra en Marruecos, las oportunidades perdidas, los caminos recorridos entre polvo y arena, los días de cuidar ganado solo en el monte, el primer y único amor, los convencionalismos de la época, el inmenso poder de la iglesia, el patriarcado, la figura de la mujer sometida y casi anulada, la penuria y escasez, la República, las convulsiones políticas, la corrupción política también, la guerra civil, la postguerra. Pinceladas de nuestra historia que forman el cuadro de los «Días por venir».
Esa bala también le devuelve a Benito el amor, un amor verdadero y profundo sentido por Adela y que le llevará a viajar a lugares oscuros, a una pesadilla dantesca que es la que la protagonista vive. Adela está sometida, subyugada por el miedo a su marido. Sufre malos tratos, una violencia que irá in crescendo, un calco de lo que vemos todos los días en las noticias y que a fuerza de repetirse parece una situación a la que hemos acabado acostumbrándonos y aceptando sin más. Sin embargo, Benito vive y aprende a través del miedo de Adela lo que conlleva todo esto: la incomprensión, la no aceptación primero y el rechazo después, de la violencia física y psicológica, lo que significa un amor tóxico, manipulador y dañino hasta el final y que los llevará a situaciones extremas.
El final de la historia, como siempre, queda en manos del lector que desee adentrarse en ella. «Los días por venir» es una novela sencilla, llena de sensibilidad y tacto, bella en sí, donde el único deseo del escritor, Ángel Miguel Bermúdez, es que no olvidemos nuestro pasado para poder entender nuestro presente y respetemos a nuestros mayores como símbolo viviente de una época difícil y convulsa, porque gracias a sus historias tenemos hoy la nuestra, la que vivimos cada día. Por ultimo, el reconocer cómo un amor profundo y verdadero es capaz de todo: todo lo mueve y lo cambia. Un amor que envejece bien como los buenos vinos y es dulce como el más dulce de los vinos de pasas de esta tierra malagueña.
Para saber más:
https://www.novelasangelmiguel.com
https://www.megustaleer.com/libro/los-dias-por-venir/ES0168770