Tu torso desnudo

«Turning Torso». Photo by Barkingjohn. Text by soonorlater

Agosto del 2oo5, Malmö (Suecia). Los ciudadanos asisten a la inauguración del edificio más alto de Suecia y el segundo de Europa. Inspirado  en la escultura de marmol blanco que recuerda a una persona que gira  del arquitecto español Santiago Calatrava, «Twisting Torso». Calatrava brinda a esta ciudad la oportunidad de ser recordada por algo tan impresionante como este edificio. 190 metros de altura y 54 plantas, está compuesto de 9 segmentos de pentágonos de 5 pisos que van girando a medida que el edificio se eleva, quedando reforzado por una estructura exterior de acero.

Me recuerda a un bailarín de ballet clásico ejecutando el mismo movimiento una y otra vez, persiguiendo una música que se repite sin cesar. «Multiple 12» de Win Mertens es la que me viene ahora a la memoria.

Para saber más:

www. skycraperpage. com

www. turningtorso.com

www. en. wikipedia.org

Palabras

«You´re not my open book, anymore». Anna*morosini. Text by soonorlater

Cuando las palabras no son suficientes, incluso si las llevas marcadas en la piel, impresas como las letras de una antigua máquina de escribir roja con teclado comunista.

Cuando te miro y no puedo pasar más allá de lo que me dejas ver reflejado en tu mirada. Poco o nada, porque sé que eres especialista en el escapismo, ese arte que te permite salir fuera de mi campo de visión aún cuando sigues en él, porque sé que no quieres enseñarme el camino hacia ti.
Y las palabras no son suficientes para escribir un libro entero. Porque no podemos empezar por la primera hoja y rellenar  folios en blanco cuando uno de los dos no quiere. Incluso aunque las letras las lleves escritas con caligrafía precisa y certera en cada uno de tus dedos y de tu mirada algunas veces se escape la palabra ven.

Ausencia

Photo by Roy Stuart. Text bu soonorlater

Cierra los ojos e imagina, cualquier cosa, todo es posible. Alguien que te observa desde una ventana cercana y ve como te acaricias, como te dejas llevar, porque a ti te gusta sentirte a la luz del día, con el sol entrando por esa gran ventana de tu dormitorio.

O puede ser que lo que imagines sea como suena el teléfono junto a ti. Un desconocido que te propone juegos obscenos y perversos. Como sus palabras viajan a través del hilo teléfonico y se filtran por el auricular hasta tu oido. El desconocido te describe con minuciosidad entomológica lo que te haría allí mismo, sobre tu cama. Lo que te va a hacer cuando te encuentre, lo que te está haciendo ahora mismo.

Quizás imaginas que no estás en tu casa. Estás en un hotel y has pedido algo al servicio. Tardan y tú mientras, te dejas llevar. Llaman a la puerta cuando ya no puedes oirla porque viajas lejos. La puerta se abre y alguien entra, apenas tres pasos para observarte y ver como te tocas, como tus manos te recorren, como la excitación se transmite igual que la corriente eléctrica frente a tu ausencia, la de tu mente, la de tu cuerpo, lejos, lejos, en otro sitio ya, dejándose mirar.

Sin manzanas, sin serpientes

Text by soonorlater

En el paraiso no había manzanas amarillas, ni rojas, ni tan siquiera verdes. Tampoco había serpientes, no eran necesarias pues todos sabemos que las serpientes sólo existen para beneficio de las manzanas y sin manzanas, las segundas, son inútiles.

En el paraiso tan sólo estaban ellos dos.  Desnudos, sin remordimientos, sin sentimientos de culpa, sin idea de pecado, sin prejuicios o tristeza, sin miserias, sin oscuridad.

En el paraiso estaban rodeados de enormes árboles, de brillantes colores, de aromas dulces y espesos como el almibar. Rodeados de la luz filtrada del sol. Envueltos en su desnudez, cubiertos por su deseo. Como un hoja en blanco: limpios, puros y sin limitaciones. Viendo todo por primera vez, sintiendo todo por primera vez también. Sin conocimiento pero felices.

Desdibujada

«Le passante , Fabrizio de André». Photo  by Auro. Text by soonorlater

Si una parte de nosotros está perfectamente delimitada, sus contornos son claros, sus bordes precisos. Límites que muestran donde terminamos y empiezan los demás. La otra está igualmente desdibujada, salió movida en la foto porque no quería ser fotografíada. Crece y mengua como la luna. Cambia con el paso de las estaciones. Sube y baja, se deja hacer como el mar con la marea. Confusa, en un caos permanente, danzando sola al son de los tambores mientras murmura deseos a las estrellas.